Entonces se acercó a ella, la miró a los ojos y le dijo que no quería perderla.
+Ya me perdistes.
-Se que no. Te alejastes tú, y no pasó ni un solo dia que no pensaras en mi.
Ella no sabia que responderle, sabía que era así, pero no pensaba decirselo; todavia le quedaba un poco de eso a lo que algunos llamaban orgullo.
-Mirame.
Y fue cuando ella levantó la cabeza y vio esos ojos azules que tanto le gustaban. Aquellos ojos que la enamoraron hace unas cuantas semanas, con los que soñó todos las noches esperando a verlos de nuevo para volver a perderse en ellos y que, una vez mas, hacian que se parase el tiempo.
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