Pececitos

miércoles, 27 de octubre de 2010

No hay tres sin dos.

No tenía miedo a las dificultades; lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.
En momentos así se te cae el mundo encima, no sabes que hacer ni como salir adelante, solo quieres desaparecer e irte al fin del mundo. Precisamente en esos momentos es cuando te das cuenta que mucho de lo que tienes se puede desmoronar con una palabra, un gesto incluso, una mirada y aprendes a valorar todo lo que la vida te regala.

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