Pececitos

martes, 28 de junio de 2011

Promesas maleducadas.

Repaso mis lecciones delante del espejo, y me digo que a la larga lo bueno es lo correcto. Respiro lentamente, me vuelvo hacia la barra del bar donde tú estás. Y tú, que te conoces el mapa de mi alma, no sabes que hay un mundo detrás de mi mirada. Sabes abrir mis puertas preguntándome si todo va bien o algo va mal. Y aquí es cuando tus ojos me dejan desarmada, rompiendo en mil trocitos mi parte mas exacta. Pequeña teoría convertida en un montón de palabras que vuelven solas a casa. Los años que pasaron, pasaron tantos siglos. En lo que dura un beso el tiempo se ha invertido. Ya ves si soy idiota, que ahora te tendré que volver a olvidar. No hace falta que te jure, querido compañero, que no debí quererte, sin embargo te quiero. Así que no hagas trampas que sabes ya de sobra cual es mi debilidad.
A diez centímetros de ti, a diez años luz de mañana. Qué importan las ciencias exactas, tú y yo somos así. Tu encanto son armas calladas de promesas que consiguen que me sienta tan tonta, tan extraña. Tan lejos de mi misma, tan cerca de tu alma. Me pierdo a la deriva, tan solo encuentro en el medio del agua, promesas maleducadas.
Tus encantos son armas calladas de promesas por cumplir, promesas sobre mareas, tu nombre y el mio en la arena, promesas bajo condena que el mar borrará al venir.

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