Pececitos

viernes, 5 de agosto de 2011

A mi nadie me ha prohibido gritar.

Cuando el aire se agota y te aprietan las botas de tanto andar. Cuando la cuenta es injusta y lo que más te gusta, te sabe mal. De repente el disfraz de un soldado valiente te queda pintado. Das un paso al frente, por que son urgentes las cosas que siempre has callado.
Como un perro asustado que nunca ha ladrado, te sentiras. Como un disco olvidado que nadie a tocado, resonaras. Por que nadie firmó con su sangre una ley que te quite el derecho, de pasar al frente y mostrar los dientes soltando la voz de tu pecho. Lo que guardas dentro se irá secando con el tiempo. Sacalo fuera, vale más, que condenarlo a callar.
Y gritar, y gritar, y gritar. Y cederle al coraje un lugar. Y ponerle nombre al miedo. Y arrancarle un rayo al cielo, ser feliz aunque pueda fallar. Por que un nudo en la garganta, no se suelta si se aguanta, las espinas no se deben tragar. Las palabras tienen filo, y a mi nadie me ha prohibido gritar.

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